sábado, 5 de noviembre de 2011

Madre oscura


Oh madre oscura que no te encuentro, ¿Donde estás?
¿Me has abandonado?
Oh mamita, mamita no te vayas,
quiero estar cobijado en tu ombligo de seda.

En tus manos de marfil, en tu cuerpo opaco pero amoroso,
desgastado pero sublime,
aferrado a tus trompas, a tus ovulos hinchados de madre protectora.

Oh madre oscura,
¿quién eres sino la más merecedora del precio del cielo?
¡¡Quién podrá igualarte!! ¡¡oh;  madera de la oscuridad!!
te necesito mami, ¡¡AHORA!! que el viento no te lleve
y que las lenguas traposas de los hombres de oscuridades malvadas,
no inunden tu legado de mujer virtuosa.

Oh madre oscura, por un momento te fuiste
y como crío en pena y lleno de heridas,
fui a buscarte a tu guarida plomiza construida de metal.

¿Dónde te habías metido mami cuando yo gritaba tu nombre?
Mami quiero tu guatita para encariñarme y construir un farol.
Oh matriarca con penas, con llantos y martirio de cuerpo quebrado
¿cuando acabará la locura de los niños enajenados?

Quiero guardar en una caja tu recuerdo de brazos cansados y fornidos
para enmarcarte en cuadro vivo de tu silueta amorosa y fugaz.
Espero mami mía que no te vayas al entierro,
y si te vas, me comeré tus fetos que no alcanzaron a ser fecundados.
El día que te vayas me convertiré en barro, en ceniza...
pues no quiero estar de nuevo ¡¡con mi madre ennegrecida!!

Erick Rodríguez A.