viernes, 12 de agosto de 2011

Los papis


Ellos formaron mi mente inmunda y ahora no lo reconocen;
fueron los forjadores de los ojos taciturnos, y no se acuerdan de la pena y la niñez.
¡Oh si! dulce papito, yo te abrazaré y limpiaré tu ropita de niña y hombre,
¡Oh si! Bella mamita, ¡¡No te vayas, no te vayas!! que siento que soy un maníaco.
Oh lindos papis, quedaré desnudo hasta mostrar mi esqueleto,
Oh si, papitos míos, cómanse mi carne cruda y vomítensela a las aves.
¿Porqué soy el trapecista de la cuerda depresiva?
¡¡Ustedes fueron los locos!! y me dejaran negro, tatuado, ensombrecido,
perdido en la ola del mar, acobijado en la cruel roca de mi tormento.
Y este tormento... es mío, insano, morado, en blanco y negro, de colores plomos,
llenos de miedos y de fatiga, de viajes sordos, de lagrimas caídas,
de monumentos destruidos, de amores esculpidos en una árbol de cera;
cera que derrite el alma,
desdicha que la seca
desamor que la exprime transformándose en escaparate.

Oh si papis míos, ¿tan culiados pudieron ser?
Una era sexual, depresiva, inocente y apasionada, y el otro,
loco, maltratado, depravado y deforme,
como dos monstruos, como dos espigas, como dos amantes, como dos babosas.

Papás...
limpio sus maldiciones pero estoy atado a ellas;
unido a las cadenas infernales de la lujuria ruín y del beso bulímico,
en la gélida presencia de una papisa mundana,
que se roba mis entrañas para exprimirlas al sol.

Erick Rodríguez

1 comentario: