domingo, 17 de junio de 2012

"Alienado Compactante"



Dejaré el cuento de niños
y haré mi propia compañía del pánico,
gritaré sobre tus grietas,
absorberé tu sado - masoquismo
y seguiré viviendo la vida ahogado con una soga.

Y puesto en cruz, me esconderé debajo de una alfombra,
me dibujaré como en estrella invertida,
y diré: ¡¡Aquí estoy Señor para morirme!!
pero...
tengo miedo,
tengo poca fe,
tengo espanto
tengo alineamientos solares y lunares,
tengo la boca agria y el aliento defectuoso,
y soy el dragón que reniega del alma.

Me sentaré en una butaca y esperaré,
hasta que un bastardo me quite la vida,
o una damisela trate de quitarme la pena;
pero ambos sean como sean,
¡¡No podrán quitarme el dolor!!
es magnánimo y me gusta vivir fingiendo su puta felicidad invariable.

Nadie entiende el llanto,
pues por eso pernocto solo.

Ya se destruyó la esperanza
y no quiero volver a tenerla.

Hay neblina en tu oreja de metal,
y se vislumbra tu apagada sonrisa anoréxica,
¡¡Basta de sueños y fantasías mierda!!
Es hora de dejarnos atrapar por la agonía.

Cortemos las venas y saquemos las espadas,
que vaya in crescendo el vomito súbito.

Descubriré el camino a la autodestrucción,
y no me importa que tu lengua me hable de tu mariposa oxigenada.

Que tu trenza y carne me ahoguen,
y que mi cuerpo sea tu alimento,
que un pájaro caiga desde el cielo
y mastique mi cerebro para convertirlo en aserrín.

Se acabó la armonía de mi Dios desvastado,
y ya no reconozco el amor de mis manos.
No hay moral, no hay amor, no hay valor,
no hay monedas, no hay prestigio, no hay desamor.

Seré vagabundo de las noches ancladas
y viajaré por el mundo pensando en la niña desgraciada,
que el demonio mate mis entrañas y las convierta en un cuadro,
para así quedar pegado en el recuerdo del suicida nipón.

Alguien besará tu zapato, malcriada criatura,
pero escupiré en tu sonrisa bañada del agujero negro-cósmico.
Y claro, recordaré a la infanta con la foto entre mis manos,
y recordaré a aquella otra que me imaginó como pedestal.

Haré un sub-cuento de melancolías estúpidas,
para que así todo el mundo se pueda reír de mí,
el duende, el payaso, el arlequín liquidante,
el nervioso neófito castrado por las contradicciones.

Erick Rodríguez A.

"Que bonito es un entierro" del film "Fando y Lis" de Alejandro Jodorowsky





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