Negaciones alienígenas

A los queridos embriones izquierdistas abortados,
de la señalética roja de una menstruación fascista...

Una vagina está pariendo una constitución,
con cicatrices y modernidades,
con hombres constructores,
de pasados volátiles y sucios progresos.

Un sol se masturba,
está lleno de tinieblas;
esconde su semblanza;
ya no es sujeto, es irreal.

¿Pero estoy en un paréntesis?
las eternidades me aplastan,
como carne a desollar,
y salgo como maquina;
me forjo sincero, como un paranoico compañero.

Pero he aquí el problema lunático de la mortalidad del hombre:

Todos tienen sus propias apologías,
discurren sus propias marcas de las bestias;
cada uno con el nombre de su fascismo,
como pegado a sus miembros,
como fanáticos y locuaces intérpretes de sus cofradías,
tienden a verse enamorados de sus falaces verdades.

¿Afirmo o niego?
mejor me mato...
¿hay esperanza?
mejor me deprimo...
¿hay olvido?
mejor odio...
¿construyo o destruyo?
¡¡ambas!!
¿hay esperanza?
para el mundo, quizás para mi....

Si dibujo un mundo mejor,
ellos lo destruyen.
¿habrá que cortar sus cabezas?
¡¡pues claro dice el hombre!!... osea yo.
Con mi sonrisa al borde del desfiladero revolucionario.

La modernidad me destruye,
pero nadie cree en mí.
Todos tienen sus discursos,
todos quieren su puta redención del libido que los acongoja.

¡¡Y no niego la vida!! ¡¡Yo me lleno de rabia!!
ellos no saben; ¡¡yo si!!
ellos creen saberlo, pero no... ¡¡yo se!!
Soy su suculento espectro mortífero y ustedes son mi presa;
están ustedes enjaulados en sus propias miserias y negaciones.
¡¡Porque lleno del espíritu de la muchedumbre enmarcada;
vomitaré sus cuerpos ilusos de pasiones sin contexto!!

Maquinadores de ilusiones,
de ilusas sublevaciones,
de miserables avaricias,
de sugestiones y placebos.

¡¡No han creado los cielos nuevos ni la tierra nueva!!
pues creyéndose visionarios no son más que negadores,
constructores y embajadores de dictaduras zurdas-burguesas,
forjadores de inodoros y prejuicios ambulantes,
han caído dormidos de colectivos delirantes.

No tienen matices,
no tienen bases,
no tienen humanidades,
no han podido forjarse como dioses del lumpemproletariado.

Erick Rodríguez Araya